Área de identidad
Tipo de entidad
Forma autorizada del nombre
Forma(s) paralela(s) de nombre
Forma(s) normalizada del nombre, de acuerdo a otras reglas
Otra(s) forma(s) de nombre
Identificadores para instituciones
Área de descripción
Fechas de existencia
Historia
Iglesia cristiana que surgió en el siglo XVI como parte de la Reforma Protestante. Se basa en las ideas del monje agustino Martín Lutero, quien reclamó que la salvación se logra por la fe y la gracia de Dios, y no por la intercesión de los santos.
En Chile:
El deseo de comenzar nuevamente unió a los inmigrantes alemanes que llegaron a Chile en el siglo XIX. Algunos de ellos decidieron dejar Alemania después los disturbios en 1848. Otros tenían la esperanza de comenzar de nuevo económicamente en las tierras que el gobierno chileno les prestó. Tenían en común el mismo idioma y su identidad alemana. Entonces, es fácil de entender que instituciones alemanas-chilenas fueran lugares para conservar y cuidar sus tradiciones y la identidad.
Con la fundación de la primera comunidad evangélica de habla alemana en 1863, la iglesia empezó a ser parte de esa identidad. Faltaba un lugar para bautismos y matrimonios. También se necesitaba predicadores con experiencia en casos de muertes entre la primera generación de los alemanes. Los pastores con mayor formación pudieron también dar clases en las escuelas. Algunos se alegraron de tener otra vez un himnario alemán en sus manos. Por iniciativa del naturista Rudolf Amandus Philippi la obra Gustavo-Adolfo ayudó a financiar a los primeros pastores que llegaron de la patria alemana. El primero llegó en 1865 seguido de muchos colegas más. En 1890 ya existían la mayoría de las comunidades que pertenecen hoy a la Iglesia Luterana en Chile (ILCH).
Por las largas distancias y la complejidad de tareas no lograron juntarse sino hasta el año 1906 en el Sínodo de Chile donde formaron una organización de las comunidades chilenas de habla alemana. Sin embargo el financiamiento de su propio templo y de su parroquia serían prioridad en los próximos años.
La corriente nacionalista de los años 30 llegó también a los protestantes alemanes-chilenos. Por eso la iglesia fue nombrada “Deutsche Evangelische Kirche en Chile” (Iglesia Evangélica-Alemana en Chile) en 1937. La cercanía a la patria se mostró también en los estatutos. El líder de la iglesia fue nombrado desde Berlín. Según el Propst Friedrich Karle existían 1941 ocho parroquias con 19.000 miembros.
En los años siguientes se nota la integración de los alemanes-chilenos también en la iglesia.
Lugares
Estatuto jurídico
Funciones, ocupaciones y actividades
En 1957 obtuvo la membresía en la Federación Luterana Mundial. Después de tiempos de discusión, en 1959 reconoce explícitamente su confesión luterana cambiando el nombre a “Iglesia Evangélica Luterana en Chile” (IELCH). Aunque el nombre no hace relación directa a la patria, la Iglesia Evangélica en Alemania (EKD) sigue apoyando económicamente y enviando sus pastores.
El pastor Friedrich Tute obtuvo el cargo del prepósito en 1964 y vio la necesidad de modificaciones por cambios de la situación de los alemanes-chilenos. Los miembros jóvenes hablaban menos alemán, habían muchos más matrimonios afuera de la colonia alemana. El proceso de apertura que se desarrolló por la integración de los hispanohablantes causó también conflictos. La lengua alemana y la relaciones en la colonia alemán-chilena siempre habían procurado la conservación de la identidad alemana en tiempos de cambios de sociedad.
Una generación de pastores jóvenes que llegó al país en los años 1960 fortaleció el proceso de apertura. Junto con algunos miembros empezaron una tarea diacónica afuera de la colonia alemana. Además pidieron a la Lutheran Church of America (LCA, hoy en día parte de la ELCA) enviar misioneros de habla española para establecer el trabajo en la lengua materna del país. Por eso la constelación social se puso mucho más variada. Hasta el año 1974 se fundaron tres comunidades de habla castellano.
Pero la pluralidad interna no sobrevivió a los conflictos causados por la situación después del golpe militar en 1973. Especialmente la iniciativa por los derechos humanos la cual el prepósito de estos tiempos Helmut Frenz hizo parte de su trabajo y sus quejas contra el gobierno militar fueron criticados por muchos miembros de origen alemán. Las discrepancias eran tan grandes que ni siguiera tuvieron éxito los intentos de mediación de la EKD. Habían demasiadas diferencias respecto a la naturaleza y la misión de la iglesia de Cristo. Representantes de las comunidades en Frutillar, La Unión, Osorno, Santiago, Temuco y Valdivia fundaron la “Iglesia Luterana en Chile” en 1975. Asimismo, las comunidades de Puerto Montt y Valparaíso salieron de la IELCH y más tarde, a comienzo de los años 90, se incorporaron en la ILCH.
Por causa de las experiencias durante los conflictos de la iglesia, especialmente entre eclesiásticos y laicos, la iglesia nueva se entiende hasta hoy día como iglesia de laicos. La dirección eclesiástica y la dirección administrativa fueron claramente divididas. Eligieron un laico como presidente de la iglesia.
Igual como al comienzo de la iglesia, el énfasis del trabajo se mantiene en las comunidades. La ILCH no recibió más pastores desde la EKD y por eso llegaron pastores de diferentes formaciones religiosas a Chile. La diversidad de las comunidades, desde Chamiza en el sur hasta Valparaíso en la V Región, muestra la pluralidad típica protestante. Hoy en día a la ILCH pertenecen nueve (9) comunidades que trabajan en 23 parroquias con 10.000 miembros en total.
La ILCH está comprometida en el ecumenismo: Desde el año 1991 pertenece a la Federación Luterana Mundial. En 1993 se estableció una reglamentación entre la Iglesia Evangélica en Alemania (EKD) y la ILCH. Ya desde 1981 ILCH y IELCH trabajan juntos en el Consejo de la Iglesia Luterana en Chile aunque existen diferencias por las razones históricas que desafían la cooperación.
Mandatos/fuentes de autoridad
Los siguientes principios y términos dan un posible resumen de lo que constituye la fe cristiana en el entendimiento luterano.
Solus Christus (sólo Cristo)
El único fundamento de toda la iglesia, de su fe y de la fe de cada uno de los cristianos es Cristo y solamente Cristo. Como señala el apóstol Pablo: “Pues nadie puede poner otro fundamento que el que ya está puesto, que es Jesucristo” (1Corintios 3:11).
Dios se acercó al mundo y al hombre en Cristo. Sólo en Cristo podemos conocer el infinito amor de Dios. El entregó la vida de su hijo sin pecado en la cruz para compartir con la condición humana, con nuestra debilidad, nuestra mortalidad y nuestra pecaminosidad y con este acto nos libera de la muerte, de nuestros fracasos y abre el camino a la resurrección y a la vida eterna.
Por eso sabemos que el único mediador entre Dios y nosotros es el mismo Dios en Jesucristo. Siendo así no se puede aceptar ningún tipo de mediación o mediador entre Dios y los seres humanos que no sea Cristo. (Como por ejemplo instituciones, Santos o la idea de una revelación divina en otros humanos.) “Hay solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los seres humanos: Jesucristo, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos” (1Timoteo 2:5-6).
Eso significa además que la consciencia del individuo debe rendir cuentas sólo ante Dios y no ante seres humanos, por lo cual Jesucristo es el único intermediario entre Dios y el ser humano. “No se dejen esclavizar por nadie con la vacuidad de una engañosa filosofía, inspirada en tradiciones puramente humanas y en los elementos del mundo, y no en Cristo” (Colosenses 2,8)
Sola Gratia (sólo la gracia)
El hombre se encuentra en condiciones en que el si mismo no se puede liberar de su estado pecaminoso. El hombre siempre fracasa, tiene que enfrentar condiciones que le complican la vida, sea por equivocarse en la vida cotidiana, por ser egoísta, por tener malos pensamientos, por no tener la fuerza y la ganas de cambiar estructuras injustas o por estar en situaciones de dilema etc. Lutero describió esta constitución también con el termino “incurvatus in se ipsum” “encorvado en su mismo” explicando que ser pecado se contiene en la imposibilidad de excederse y estar completamente sin egoísmo. Este estado de fracaso también nos aleja de Dios que nos da la vida. Como es imposible de librarse de esto dependemos completamente de la gracias de Dios.
Pero Dios nos ama igual incondicionalmente y nos acepta como sus hijos aunque fracasamos en la vida y ante el. El nos perdona por misericordia y gracia pura, por la muerte vicaria de Cristo en la cruz (vicario significa “en lugar de”). Este es un regalo que, a menudo, nos cuesta aceptar precisamente por ser gratuito.
No podemos hacer nosotros mismos la fe. No es producida por la voluntad humana. La fe es dada y obrada completamente por Dios. Aunque hay medios en cuales tenemos una parte activa: bautizamos, leemos la biblia y proclamamos la palabra de Dios y podemos fortalecer la fe cuando compartimos la Santa Cena, no son estos medios que obran la fe, el Espíritu Santo obra esta fe por estos medios. (Para conseguir esta fe, Dios ha instituido el oficio de la predicación, es decir, ha dado el evangelio y los scramentos. Por mdio de éstos, como por insttrumentos, él otorgo el Espíritu Santo, quien obra la fe, donde y cuando le place, en quienes oyen el evangelio. La confesión de Augsburgo art. V) Lutero negaba radicalmente la idea de una participación humana porque así no pudiese ser posible que el hombre se abre 100% por Dios, siguiendo tiendo dudas que le falta para conseguir la gracia y la atención de Dios.
Sola scriptura (sólo las escrituras)
La única fuente de revelación son los Escritos Canónicos de las Sagradas Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento. Nos referimos a escritos canónicos como todos los escritos bíblicos que están dentro del Canon. Antiguamente se usaba la palabra griega kanoon para referirse a los libros separados por su autoridad reconocida. La palabra Canon quiere decir «lista», «norma» o «regla». Por eso, hasta hoy, se habla de libros canónicos para indicar el conjunto de libros y escritos que forman en AT y NT. Los libros canónicos son la Norma de Fe y de vida del pueblo de Dios; así lo son también para nosotros hoy, que somos parte del Pueblo de Dios, la Iglesia. Los llamados libros “deutero-canónicos” son aquellos que la iglesia canonizó (autorizó) después, y que están en las Biblias católico-romanas. Lutero los puso como apéndice en su traducción de su Biblia al alemán, señalando que son “provechosos para la lectura, pero no deben ser utilizados como norma de fe”.
El mensaje Bíblico constituye la única norma para la enseñanza y vida de la Iglesia, ya que creemos es testimonio original de Cristo: «Toda la Escritura está inspirada por Dios, y es útil para enseñar y para discutir, para corregir y para educar en la justicia, a fin de que cada hijo de Dios sea bueno y esté preparado para hacer siempre el bien» (2ª Timoteo 3:16-17). Todo lo que enseñamos, proclamamos, predicamos y explicamos en otros escritos debe tener el mensaje bíblico como base y fundamento. De aquí que los cristianos luteranos creemos en que no hay otro libro ni documento que sea revelación de Dios, inspirada por el Espíritu Santo, a parte de la Biblia. «Ninguna profecía ha sido anunciada por voluntad humana, sino que los hombres han hablado de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo» (2ª Pedro 1:21).
Los escritos como la Confesión de Augsburgo, los escritos de Lutero y de otros teólogos, no son Palabra de Dios, sino una interpretación útil de ésta, la cual se puede discutir, criticar o aceptar. «Jesús realizó muchos otros signos en presencia de sus discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro [el Evangelio]. Pero éstos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo, tengan Vida en su Nombre» (Juan 20:30-31).
La biblia es la norma fundamental que lleva y mantiene el testigo de la revelación de Dios. Su mensaje es inspirado por Dios. Pero la forma escrita de la bibla viene en segundo lugar y es formado por el contexto mundano. Por eso hay que interpretar la biblia y adaptar su mensaje de revelación en la realidad de la vida hoy. Por eso es importante estudiar el contexto historico en que fueron escritos los textos biblicos. Para Lutero la clave fundamental de interpretación era el mensaje de Jesucristo expresado en la formula “was Christum treibet” (“que lleva Cristo”). Cristo es el “centro” (Mitte) de la escritura.
La iglesia
Cuando hablamos de la iglesia nos podemos referir a cosas distintas. Puede ser la iglesia visible el edificio, una organización concreta, la institución que administra la proclamación del evangelio y los sacramentos, pero también se refiere a la iglesia invisible la comunidad de todos los cristianos. La iglesia como institutión incluye todos que manifiestan miembros de ella y que participan en ella. Puede ser que es creyente por el evangelio de Cristo o no. La iglesia invisible se refiere a los cristianos que son creyentes verdaderos sea que participan y son miembros de una iglesia o no. Nosotros como somos humanos no somos capaz de juzgar quién es creyente verdadero y quién no.
Para que la palabra de Dios sea proclamada y difundida y los sacramentos sean administrado se necesita una estructura y una organización. Por eso es importante mantener la iglesia visible, la institución, organización y los edificios con todas sus estructuras visibles.
La palabra y los sacramentos
Escuchar, estudiar y reflexionar la palabra de Dios nos hace conocer y recordar la gracia de Dios.
Para Lutero el contenido de la biblia y de la teología incluye 1) el evangelio de Cristo que proclama el amor de Dios y la salvación del hombre y 2) la ley. Lutero conoce dos sentidos de la ley. El “usus politicus”, el uso político que es necesario para mantener un cierto orden en la comunidad y organizar el vivir junto. Y el “usus theologicus o elenchticus” el uso teológico o el uso que declara culpable. La ley como la ley del Antiguo Testamento demanda algo del hombre que es imposible. No puede cumplir la ley completamente y por eso la ley le demuestra que fracasa y que es pecador. Este efecto de la ley hace verle que no depende todo su destino de su actuar sino de Dios y Dios acepta el humano en su misericordia incondicionalmente. ¿Qué, pues, diremos? ¿La Ley es pecado? ¡De ninguna manera! Pero yo no conocí el pecado sino por la Ley; y tampoco conocería la codicia, si la Ley no dijera: “No codiciarás”. (Romanos 7,7)
Los sacramentos son formas visibles de la gracia de Dios y encienden y renuevan en nosotros la fe en su misericordia y su promesa salvación. Según Lutero hay solo dos sacramentos: el bautismo y la santa cena. Sólo estos dos ritos fueron instituidos por Jesús y sabemos por la biblia que el lo practicó o mandó a practicarlos. Y sólo en el bautismo y la santa cena remiten elementos visibles (agua, pan y vino) la realidad divina de la gracia proclamado por las palabras dichas en el acto.
En los sacramentos no sólo actúa el titular en cargo que mueve lo que es visible. Actúa Dios también quien obra por el Espíritu Santo la fe y su fortalecimiento. Por eso no depende la eficiencia del sacramento de la dignidad del titular de cargo.
La celebración de la santa cena no es sólo simbólica que hace recordar a Jesucristo y la promesa de Dios. (Así entiende la iglesia reformista la Santa Cena y define pan y vino como algo simbólico.) En el momento en que compartimos la santa cena Jesús está presente en pan y en vino fortaleciendo nuestra la fe por el Espíritu Santo (presencia real de Jesucristo).
El bautismo se entiende como rito inicial. Cada persona recibe la promesa de la gracia de Dios en este acto. No es solo una respuesta humana que confirma su fe. Por eso bautizamos también bebes y niños aunque todavía no tienen una conciencia completa sobre la fe.
Ética
Lutero no disminuyó la importancia de la ética. Destacó que la actitud de hacer buenas obras no depende solamente de la voluntad humana. La actitud actuar en amor al prójimo, dejar el egoísmo y tratar de mejorar las condiciones del vivir junto en el mundo nace por el sentimiento de alivio que surge por la experiencia de la gracia de Dios. La gracia de Dios no nos obliga de hacer buenas obras. La gracia de Dios nos libera y entusiasma a actuar en amor. Entonces, llamándolo su señor, le dijo: “Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti?”. (Mateo 18,32-33)
Estructura/genealogía interna
Contexto general
Área de relaciones
Área de puntos de acceso
Puntos de acceso por materia
Profesiones
Área de control
Identificador de registro de autoridad
Identificador de la institución
Reglas y/o convenciones usadas
Estado de elaboración
Nivel de detalle
Fechas de creación, revisión o eliminación
2025-01-27
Idioma(s)
- español
Escritura(s)
- latín
Fuentes
Notas de mantención
MAE