La Revista Musical Chilena fue fundada en 1945 al alero del Instituto de Extensión Musical de la Universidad de Chile. Su creación fue fomentada por un conjunto de notables músicos y gestores de la cultura nacional, entre los que se encuentra el compositor chileno Domingo Santa Cruz (1899-1987), quien fuera, en ese momento, decano de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Chile. Al igual que otras publicaciones creadas durante la primera mitad del siglo XX, esta revista buscó disminuir la brecha que existía entre la gran cantidad de trabajo creativo y la poca presencia de artículos relativos al tema en el país. Además, intentó llamar la atención sobre los mútiples escollos que una iniciativa institucional de esta naturaleza debía sortear, intención que llevó a la primera editorial de la publicación, titulada "Nuestro propósito" y escrita por el mismo Santa Cruz, a señalar con agudeza: "no hay constancia alguna, fuera de los párrafos de prensa, acerca de lo mucho que se ha creado y hecho entre nosotros en el campo musical durante los últimos años (...) puede decirse así que desde hace más de diez años carecemos de una revista musical, factor tan indispensable en un país que tiene por otra parte en actividad todas las fuentes de una vida artística nacional. Perseguimos el propósito de subsanar esta falta con una publicacion periódica consagrada a la música, en la que se pueda discurrir acerca de sus destinos sin la limitación de las columnas de prensa y sin la premura del cronista que escribe para el día siguiente" (Santa Cruz, Domingo. "Nuestro propósito", Revista Musical Chilena, (1): 1, 1945).
En las décadas posteriores a su fundación esta revista vino a ocupar un espacio fundamental en la bibliografía latinoamericana sobre música, cumpliendo con creces el objetivo que se había propuesto la editorial. Esto fue posible no sólo gracias al tenaz esfuerzo de un equipo de músicos, intérpretes, musicólogos, investigadores, secretarias, auxiliares y personeros dedicados a sacar adelante esta empresa, sino, sobretodo, por el respaldo que las ideas fundacionales de esta publicación tuvieron durante las sucesivas administraciones que tuvo.
El primer director de la Revista fue Vicente Salas Viú (1945-1949), a quien le sucedieron Juan Orrego Salas (1949-1952), Leopoldo Castedo (1953-1954), Pedro Mortheiru (1954-1955), Alfonso Letelier (1957-1962), Domingo Santa Cruz (1962-1964), Samuel Claro (1964-1968), Magdalena Vicuña (1969-1970), Cirilo Vila (1971-1972) y Luis Merino (1973), cuya dirección ha sido la más larga de la publicación, con más de 30 años en el ejercicio del cargo.
A lo largo de su trayectoria, la Revista Musical Chilena ha abordado diversas materias y entregado un espacio para que intelectuales, investigadores y otros publiquen sus trabajos y pensamientos en ella. Entre los grandes temas que ha abordado, tomando en consideración lo acaecido tanto en América Latina como en Europa y Estados Unidos, están la música indígena (étnica), los instrumentos musicales, las culturas tradicionales (música folclórica), la música popular urbana, la música de tradición escrita, docta o música de arte, la música colonial (desde el siglo XVI al temprano XIX), la relación entre música y poesía, la actividad e historia de las instituciones musicales de América Latina, la reseña de publicaciones y revistas, la presencia y actividad de los compositores chilenos en el extranjero y gruesos volúmenes dedicados a los Premios Nacionales de Arte, Mención Música, desde 1945.
Asímismo, su preocupación ha dado cuenta de problemas disciplinarios específicos del campo musical, como la interpretación musical, la organología, la educación musical, la musicología, la etnomusicología, la historia de la música, la musicografía y la musicoterapia. A ello se suman tópicos especiales que no caen dentro de esta clasificación, como las reseñas, bibliografías y necrologías, también llamadas in memoriam.
Las secciones de la revista han ido variando pero su estructura básica ha permanecido a lo largo de los años: una primera parte con textos en profundidad (ensayos, documentos, estudios o artículos analíticos) y una segunda con aspectos misceláneos, entre los que se encuentran reseñas de libros o fonogramas, resúmenes bibliográficos, resúmenes de tesis y una nutrida crónica, donde queda retratada la actividad musical de las diversas agrupaciones nacionales de música en el ámbito docto.
También ha sido cambiante su ciclo editorial, que ha variado según los directores y los períodos en que éstos han dado curso a su circulación; actualmente su edición se realiza dos veces al año, durante los meses de junio y diciembre.
El año 2005 esta revista cumplió 60 años de vida. El valor de una publicación como esta es cultural e histórico al mismo tiempo pues, desde su fundación hasta su consolidación y posterior existencia, ha logrado dejar testimonio escrito del proceso de transformación de una parte importante del arte musical del país, sobreviviendo a la creación musical misma y mostrando una notable voluntad institucional por continuar alimentando de información al país. En su trayecto ha dejado traslucir, además, los momentos de cambio y continuidad que la música chilena ha tenido, tanto en lo referido a la mutación de conceptos y puntos de vista, otrora válidos, como en lo atingente a la evolución de la vida creativa de compositores, intérpretes, investigadores y público. Por estos motivos la Revista Musical Chilena es considerada desde hace décadas la publicación musical más importante del país.
En 1976 la dictadura acusó a Ercilla de propaganda antipatriótica e intentó convencer a su dueño, Sergio Mujica, de cambiar la línea editorial y a su director, Emilio Fillippi; finalmente la revista fue vendida a un grupo económico simpatizante del oficialismo, renunciado su director y equipo. Luego de cinco meses de espera por la autorización oficial nació el semanario Hoy, financiado por la fundación holandesa "Organización Católica para el Co-Financiamientos de Programas de Desarrollo" gracias a la intervención del Cardenal Silva Henríquez. Frente a lo acontecido con Ercilla se decidió crear una sociedad de periodistas que serían los dueños de la nueva publicación.
Los creadores de Hoy estaban políticamente ligados al partido Demócrata Cristiano, que en 1977 comenzó a formar con fuerza parte de la coalición opositora al régimen. A raíz de este giro, y algunos medios ligados fueron clausurados como Radio Balmaceda y la revista Política y Espíritu.
Hoy, por su parte, fue suspendida de circulación por dos meses a mediados de 1979, se le acusó de violar las disposiciones legales vigentes al entrevistar a los dirigentes socialistas en el exilio Clodomiro Almeyda y Carlos Altamirano, violando el receso político impuesto por ley y la prohibición de difundir la doctrina marxista.
Mientras las otras revistas de oposición fueron cerradas durante 1984 el semanario se vio sujeto a la censura previa por el Decreto Nº 1217, que estipulaba la prohibición de difundir sin autorización previa cualquier información de carácter político sin perjuicio de dar a conocer las comunicados oficiales del gobierno. El humor político estuvo a cargo de Hervi y Rufino.
Cumplidos diez años de su fundación Fillippi y otros miembros del equipo dejaron la revista para embarcarse en el proyecto del diario La Época, asumiendo como director Abraham Santibáñez, quien en una ocasión fue encarcelado junto con otros periodistas. Una vez afianzado el triunfo del NO la publicación se planteó el comienzo de una nueva etapa bajo el lema "De HOY en adelante".
La crítica situación económica y la imposibilidad de atraer nuevos socios llevaron a su cierre definitivo en 1998.